Nuestro proyecto educativo
se basa en tres pilares fundamentales,
la pedagogía Reggio Emilia es uno de ellos:
se basa en tres pilares fundamentales,
la pedagogía Reggio Emilia es uno de ellos:
REGGIO EMILIA
REGGIO EMILIA
Si estás buscando escuelas en Madrid con la pedagogía Reggio Emilia, te encantará saber que nuestra escuela se llama Reggio justamente porque nos inspiramos en la experiencia de las escuelas municipales de Reggio Emilia, una ciudad italiana donde se ha desarrollado la que se puede definir como la pedagogía del asombro.
El asombro es lo que siente el niño delante del mundo y que le empuja a investigar, a querer aprender y a dar un sentido a lo que le rodea
Pero el asombro es también lo que tenemos que practicar los adultos (padres y educadores) delante de los niños y de sus procesos, para poner en valor su propia cultura, su manera de construir conocimiento.
La pedagogía Reggio Emilia no es un método, es más bien un enfoque, una manera diferente de hacer educación y de mirar al niño y a la niña ideado por el pedagogo Loris Malaguzzi.
Para la pedagogía Reggio Emilia el niño es un ser valioso, con potencial, activo, en movimiento, curioso, que tiende al otro, deseoso de crecer y de conocer. Es el investigador por excelencia, portador de futuro.
El niño construye su conocimiento a través de la exploración y la experiencia, y siempre en relación con el otro (el adulto y sus iguales).
En este sentido el papel del educador es el de facilitador, acompañante, garante de seguridad tanto física como afectiva. Es un adulto observador, intérprete y documentador. Es un compañero de viaje.
PRÁCTICA
PSICOMOTRIZ
AUCOUTURIER
PSICOMOTRIZ
AUCOUTURIER
PRÁCTICA
PSICOMOTRIZ
UCOUTURIE
PSICOMOTRIZ
UCOUTURIE
Desde la Escuela Infantil Reggio, desarrollamos un proyecto fundamental en nuestro hacer que es la Práctica Psicomotriz Educativa creada por Bernard Aucouturier para niños y niñas que ya caminan.
Este tipo de psicomotricidad vivenciada, no dirigida, es una actividad que se ajusta a sus necesidades en los primeros años de vida, donde es un ser global. (Su cuerpo, sus emociones y sus conocimientos están íntimamente ligados). En estos primeros años el niño va madurando y se van tejiendo las raíces de su personalidad futura, siendo la base de su hacer, su estar y su pensar.
El pilar fundamental de este tipo de psicomotricidad es vivir el placer del juego espontáneo, el placer de la acción. En definitiva, vivenciar el placer de crecer. A través de la sala, de los materiales específicos, del grupo reducido de niños y niñas y, sobre todo, a través del hacer del psicomotricista formado y preparado para ajustarse a cada momento que se viva en la sala, se acompaña y se respeta a cada niño/a como ser único y original que es a través de una actitud de escucha, empatía y respeto.
La sala de psicomotricidad se convierte así en un entorno para disfrutar de la relación con sus iguales, de experimentar el placer de ser ellos mismos, de reconocer sus propias emociones y poder ir autogestionándolas favoreciendo así el desarrollo y la maduración psicológica. Todo ello en un ambiente lúdico, que tiene en cuenta las necesidades propias y reales de cada niño y cada niña, poniendo el acento en lo que sí sabe hacer, en sus capacidades y en sus propios recursos
PRÁCTICA
PSICOMOTRIZ
UCOUTURIE
PSICOMOTRIZ
UCOUTURIE
PRÁCTICA
PSICOMOTRIZ
UCOUTURIE
PSICOMOTRIZ
UCOUTURIE
Desde la Escuela Infantil Reggio, desarrollamos un proyecto fundamental en nuestro hacer que es la Práctica Psicomotriz Educativa creada por Bernard Aucouturier para niños y niñas que ya caminan.
Este tipo de psicomotricidad vivenciada, no dirigida, es una actividad que se ajusta a sus necesidades en los primeros años de vida, donde es un ser global. (Su cuerpo, sus emociones y sus conocimientos están íntimamente ligados). En estos primeros años el niño va madurando y se van tejiendo las raíces de su personalidad futura, siendo la base de su hacer, su estar y su pensar.
El pilar fundamental de este tipo de psicomotricidad es vivir el placer del juego espontáneo, el placer de la acción. En definitiva, vivenciar el placer de crecer. A través de la sala, de los materiales específicos, del grupo reducido de niños y niñas y, sobre todo, a través del hacer del psicomotricista formado y preparado para ajustarse a cada momento que se viva en la sala, se acompaña y se respeta a cada niño/a como ser único y original que es a través de una actitud de escucha, empatía y respeto.
La sala de psicomotricidad se convierte así en un entorno para disfrutar de la relación con sus iguales, de experimentar el placer de ser ellos mismos, de reconocer sus propias emociones y poder ir autogestionándolas favoreciendo así el desarrollo y la maduración psicológica. Todo ello en un ambiente lúdico, que tiene en cuenta las necesidades propias y reales de cada niño y cada niña, poniendo el acento en lo que sí sabe hacer, en sus capacidades y en sus propios recursos
EMMI
PIKLER
PIKLER
EMMI
PIKER
PIKER
La Escuela Reggio pone en práctica todas las enseñanzas que nos dejó la pediatra e investigadora húngara Emmi Pikler.
Gracias a sus meticulosas observaciones hoy sabemos que el desarrollo motor del niño se produce de una forma espontánea, mediante su actividad autónoma, en función de su maduración orgánica y nerviosa.
La Doctora Pikler comprobó que las posturas que el niño realizaba voluntariamente por su propia iniciativa eran más estructuradas, más armónicas, sin rigideces, sin tensiones, ya que respondía a la coordinación del conjunto de las partes del cuerpo. Dejar que el niño “haga” por sí mismo, supone darle una oportunidad para que conquiste la altura a través de una gama variada de posturas intermedias que le ayudarán a voltearse, rodar, reptar, gatear y por supuesto andar.
Si les damos a los niños el espacio y las posibilidades necesarias para moverse en libertad, lo harán con tanta belleza y gracia como animales: con agilidad, sencillez, confianza y naturalidad.